Polo Marquez, un destacado compositor y cantante que en medio de la grabación del programa Latinocracia fue interceptado por la cámara de Bumerang
Ya desde su más tierna infancia, en su Sexta Sección natal, comenzó a involucrarse en el mundo artístico, a partir de las tonadas entonadas por su padre y las visitas a la vieja Radio Aconcagua, de la mano de su madre.
Pero su despegue inicial en el oficio de cantor, ocurrió a los 17 años, en el escenario del reconocido programa radial de la época El show de la tarde, arrasador éxito que batía records de audiencia en aquellos años desde Radio Libertador, donde realizó su primera actuación pública.
A partir de allí y, habiendo protagonizado nuevas experiencias como bailarín folclórico y aún como fugaz boxeador amateur, definió su camino como cantante melódico, a pesar del fuerte impacto que en la Argentina de los años 60 comenzaba a tener el folclore. Entonces se subió a los escenarios de Mendoza y luego de San Luis, para recalar finalmente en Buenos Aires, donde triunfó para siempre, llegando a actuar incluso en el templo musical de la época: Caño Catorce. Desde entonces, los grandes productores de espectáculos y las discográficas líderes en el mercado nacional e internacional, comenzaron a convocarlo para que eternizara en sus discos aquellas canciones que lo hicieron brillar.
Este afamado pero sencillo cantautor, es una de las célebres voces que ha dado nuestra tierra y, trascendiendo las fronteras de nuestro país, triunfó también en los escenarios de Nueva York, el Caribe y gran parte de América, grabando para las más grandes compañías mundiales y actuando junto a reconocidos intérpretes.
Más allá de su exitosa carrera artística, su personalidad afable, la calidez en el trato y la imborrable impronta provinciana que caracteriza al mendocino, le abrieron las puertas de la amistad de consagrados artistas como Daniel Riolobos, Leo Marini, Leonardo Favio, los Cantores de Quilla Huasí, Sandro, Pipo Mancera, Chico Novarro, Elio Roca, Silvio Soldán, Cacho Castaña, Armando Manzanero, y hasta el eterno Minguito Tinguitella (Juan Carlos Altavista); y también de otras legendarias personalidades fuera del ámbito artístico, como Víctor Legrotaglie, El Cóndor de América Ernesto Contreras y El Intocable Nicolino Locche.
Ha grabado una impresionante discografía, lo que valió el más preciado lauro que anhela todo artista: el reconocimiento del público en todos y cada uno de los lugares por donde paseó su arte y su inconfundible decir. A lo largo de su dilatada actuación artística ha recibido innumerables elogios de la prensa por la calidad de su interpretación y musicalidad, lo que también fue reconocido por prestigiosos jurados internacionales, obteniendo primeros premios de los Festivales Costa a Costa, en Necochea, 1970; Festival Latinoamericano de New York; Festival Buenos Aires de la Canción; Festival Coco de Oro, en Barranquilla, Colombia; Festival Sudamericano de Venezuela y Festival Voz de Oro de América, en Barquisimeto, Venezuela, entre otros.
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